16.8.07

WiP / Una carta de Lise

El mundo será salvado por la belleza.
Se me ocurren estas ideas porque estoy enamorada.
Ay, me ruborizo... ¿estoy ruborizada?
Aquí tengo la prueba.
Le escribí una carta.
¿La leo?
¿La leo o no la leo?
¿Alguien tiene una monedita?
Una monedita cualquiera, de 5 o 10 centavos.
Si sale cruz, la leo.

(Monedita.)

Sí, la leo.

(Carta.)

Querido:
le escribo sin que lo sepa nadie, ni siquiera mamá. Sé que eso no está bien, pero no puedo seguir viviendo si no le digo lo que ha nacido en mi corazón y ésto por ahora no lo sabrá nadie a excepción de nosotros dos. Pero ¿cómo se lo diré?
Dicen que el papel no se ruboriza, pero le aseguro que no es verdad y que se ruboriza exactamente como lo estoy haciendo yo ahora.

(Al auditorio.)


¿Estoy ruborizada?

(Carta.)

Mi querido, lo amo, lo amo, lo amo, lo amo. Ya desde la infancia, desde Moscú. Lo elegí en mi corazón para unirme a usted y acabar juntos nuestra vida en la vejez. Naturalmente bajo la condición de que salga usted del monasterio y se quite esa pollera.
Respecto a nuestra edad, esperaremos cuanto la ley ordene. Para entonces yo estaré completamente restablecida: caminaré, bailaré, correré, saltaré. Eso está fuera de toda duda.
Se habrá dado cuenta que tengo todo pensado. Sólo hay una cosa que no puedo imaginarme ¿qué va a pensar usted de mí despues de haber leido esta carta?
Yo siempre me río, hago travesuras. Hoy lo he molestado, pero le aseguro que antes de tomar la pluma le recé a la virgen y ahora mismo le estoy rezando y poco me falta para llorar.
Mi secreto está en sus manos; no sé cómo podré mirarlo mañana cuando venga.
Oh, amado. ¿Y si no puedo contenerme otra vez, como una tonta, y me pongo a reír, como hoy, al mirarlo? Entonces va a creer que soy una burlona malvada y no creerá lo que le digo en esta carta. Por eso le suplico, querido mío, que si siente compasión por mí, mañana, cuando entre, no me mire directamente a los ojos, porque yo, al encontrarme con su mirada, quizá me eche a reír sin poderlo evitar, tanto más cuanto usted va a seguir usando ese vestido largo.
Incluso ahora siento escalofríos cuando pienso en eso; por eso, cuando entre, no me mire para nada durante un rato. No sé, mire a la ventana, a mamá…

(Al auditorio.)

¿Alguien podría por favor fijarse si detrás de la puerta no está mamita?

(Carta.)

Ya ve, le escribí una carta de amor. ¡Dios mío, lo que hice! Por favor, no me desprecie. Si hice algo muy malo y lo disgusté, perdóneme. Ahora, el secreto de mi reputación, perdida quizá para siempre, está en sus manos.
Hoy voy a llorar, no hay duda.
Hasta la vista. Hasta la terrible entrevista.

Lise.

Ps: Venga usted sin falta, sin falta, sin falta.


Leido por Gaby Ferrero en el Rojas los lunes 6 y 13 de agosto de este año: sí: el Work in progress.

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