10.8.07

WiP / El futuro

Creo que si el diablo no existe, y por consiguiente, fue creado por el hombre, éste lo hizo a su imagen y semejanza. Te debés preguntar por qué hablo de estas cosas. Te lo voy a decir: me encanta coleccionar hechos y anécdotas relacionados con los niños. Aquí una de ellas. Se refiere a una niñita de cinco años a la que sus padres detestan, sus padres, que son “honorables funcionarios instruidos y bien educados”. Hay muchas personas mayores que se complacen en torturar a los niños. Todos los hombres llevan un demonio en su interior, hijo de un carácter colérico, del sadismo, de un desencadenamiento de pasiones innobles... Pues bien, aquellos cultos padres desahogaban de varios modos su crueldad sobre la pobre criatura. La azotaban, la golpeaban sin motivo: en las noches glaciales de invierno, encerraban a la niña en el retrete, le ensuciaban la cara con sus excrementos y su misma madre la obligaba a que se los comiera. Y esta madre dormía tranquilamente, sin conmoverse ante los gritos de la pobre niña encerrada en un lugar tan repugnante. ¿Te imaginás a esa infeliz criatura, a merced del frío y la oscuridad, sin saber lo que le ocurre, golpeándose con los puños el pecho anhelante, derramando inocentes lágrimas y pidiendo a Dios que la socorra? ¿Comprendés este absurdo? ¿Puede tener todo esto algún fin? Contestame, respondeme. Veo en tu cara que te estoy hiriendo. ¿Querés que me calle? Respondeme con franqueza. Si los destinos de la humanidad estuviesen en tus manos, y para hacer definitivamente feliz al hombre, para procurarle al fin la paz y la tranquilidad, fuese necesario torturar a un ser, a uno solo, a esa niña que se golpeaba el pecho con el puñito, a fin de fundar sobre sus lágrimas la felicidad futura, ¿te prestarías a ello? Respondé sinceramente.

Texto elegido por Luciano Suardi para leer en el Work in progress / 6 y 13 de agosto / Rojas

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