21.3.08

Sobre Los Sensuales

Los Sensuales ensaya desde la puesta en escena un concepto vertido por Bajtín en su ensayo sobre Dostoievski. Cito aquí:

“En el mencionado sueño de Raskolnikov el espacio adquiere un sentido complementario de acuerdo con la simbología carnavalesca. Lo alto, lo bajo, la escalera, el umbral, el vestíbulo, la entrada, indican el punto donde tiene lugar la crisis, el cambio radical, una inesperada ruptura del destino, donde se toman decisiones, donde se traspasan las fronteras prohibidas, donde se renuevan o se perece.”

Y luego amplía:

“La acción en las obras de Dostoievski se lleva a cabo principalmente en estos ‘puntos’. Mientras tanto, el espacio interior de la casa, las habitaciones, que se están alejando de sus fronteras, esto es, del umbral, casi nunca es utilizado por Dostoievski, si es que no tenemos en cuenta, desde luego, las escenas de escándalos y destronamientos en las cuales el espacio interior (de una sala o salón) se convierte en un sustituto de la plaza. Dostoievski deja de lado el espacio interior habitable construido y sólido de las casas, los apartamentos y las habitaciones alejadas del umbral. Lo hace porque la vida que él representa no transcurre en este espacio. Dostoievski está muy lejos de ser un escritor de interiores, de familias, de haciendas, etc. En un espacio interior habitado, alejado del umbral, la gente vive una vida biográfica: nacen, pasan la infancia y la juventud, se casan, tienen hijos, envejecen, mueren. Este tiempo biográfico también se deja de lado. En el umbral o en la plaza sólo es posible un tiempo de crisis, en el que un instante equivale a años, decenios e incluso a ‘billones de años’ (como en el Sueño de un hombre ridículo).
(...)
Umbral, vestíbulo, corredor, descanso de escalera, escalera, escalones, puertas abiertas a la escalera, portones y, fuera de todo esto, la ciudad: plazas, calles, fachadas, cantinas, antros, puentes, canales. Éste es el espacio de la novela en Dostoievski. En realidad, están ausentes los interiores de salones, comedores, salas, gabinetes, dormitorios, espacios que olvidan la existencia del umbral y en los que transcurren la vida biográfica y los sucesos de las novelas de Turguenev, Tolstoi, Goncharov, etc.”

Estos dos conceptos (remarcados en las itálicas) - tiempo y espacio - son las coordenadas en las que se maneja el teatro. El trabajo de Los Sensuales intenta una aproximación a este cruce en donde un espacio contiene una dinámica del tiempo. El espacio en donde se desarrolla la obra es un espacio que contiene un tiempo. Y son esas leyes temporales las que dictan el ritmo y ese ritmo determina un espacio cuyas leyes intentaremos desentrañar para poder – luego – respetar en el trabajo.

Siempre estuve interesado en la manera en que el tiempo puede adueñarse del espacio. En Dostoievski esto parece ser un eje fundamental. Algo de esa manera de ver el tiempo (asociado indisolublemente a un espacio) es fundacional en Dostoievski. En él este concepto parece formar parte de su manera de ver el mundo. El teatro siempre tiene que resolver este problema. A veces la música (el arte que “domina” al tiempo) puede resolver esta cuestión, es por eso que también en Los Sensuales la música forma parte indispensable del montaje. Más allá del género en el que puede inscribirse el espectáculo (melodrama), la música intenta la apropiación de un espacio a partir del tiempo. La música sucede en el tiempo y se deja oír en el marco de un espacio. Los Sensuales – entonces – utiliza la música para pensar las leyes espaciales.

Yo escribí en algún momento algunas percepciones alrededor de lo que soñaba fuera este espectáculo: “Rusticidad, desprolijidad, desarticulado, luz de día, belleza cero, paroxismo, velocidad, silencio cero, fugacidad, procacidad, genitalidad: el grito, las lágrimas, el afuera, la ausencia de interioridad, psicología cero, introspección cero. Un comportamiento salvaje. Ya no hay conexión espiritual. El hombre arrojado a su sensualidad. Lo animal. No hay refinamiento. (¿?) El asesinato de lo bello. ¿Qué es lo bello? – La construcción de un andamiaje que ya no sostiene nada. El teatro abandona las paredes.”

Estas ‘palabras’ que intentan armar un paisaje, que dan cuenta de una voluntad de lenguaje siguen siendo la partitura silenciosa de este montaje, lo que está debajo de las ideas de dirección, lo que sostiene el texto, lo que permite pensar la dinámica de la puesta en escena. Claro que estas ‘palabras’ son sólo eso: palabras - y que el trabajo de la dirección debería encargarse de desaparecerlas para poder armar con ellas sensaciones, lenguaje, decisiones.

Intuyo que este grupo de palabras más la reflexión que siempre se me presenta frente a qué hacer con el tiempo de la representación y en qué espacio (ficcional y real) debe suceder el espectáculo darán por resultado esto que decidí llamar Los Sensuales.

Alejandro Tantanian

Canto y piano II

Ahora sí: fotos de Los Sensuales cantando junto al maestro Diego Penelas.
Aquí van:


Pablo Rotemberg a punto de dar un agudo seguido por Alejandro Tantanian. El maestro Penelas, claro, al piano.

Un descanso.

La canción de Alex Richardson bajo los dedos de Penelas.

Sonja Tigrov (Mirta Bogdasarian) se apresta al dolor que su canción encierra. Tantanian dice algunas cosas.


El piano espera a Penelas. Rotemberg y Bogdasarian también.

Javier Lorenzo entiende lo que Penelas dice, obbbvio.

Lorenzo a punto de contestarle a Penelas...

Damien Richardson (Javier Lorenzo) espera su entrada.

Odette Malheur (Stella Galazzi) cuenta algunas cuitas sobre su canción. Penelas escucha.

Odette canta su Himno de la venganza.

Mijail (Diego Velázquez) Tigrov canta su canción de amor. Rotemberg está siempre cerca del piano: claro, él será el que toque en vivo cada noche de Los Sensuales.

Lise Malheur sufre y su canción se desangra.

Ese día no contamos con Nahuel Pérez Biscayart, Luciano Suardi y Ciro Zorzoli.
Tendremos fotos de ellos entonando sus canciones en breve... no desesperen.

Todas las fotos © Ernesto Donegana.


Los que somos

Melodrama de Alejandro Tantanian

Elenco
Teodoro Tigrov, padre,
brutalmente asesinado al inicio de este melodrama.
Ciro Zorzoli

La casa Tigrov
Hijos de Odille Malheur y Teodoro Tigrov:
Sonja Tigrov, hermana melliza de Mijail,
huérfana de madre, abandonada por su padre hace exactos 21 años.
Mirta Bogdasarian
Mijail Tigrov, hermano mellizo de Sonja,
huérfano de madre, abandonado por su padre hace exactos 21 años.
Diego Velázquez

La casa Richardson
Hijos de Margaret Richardson y Teodoro Tigrov:
Alex "Dumby" Richardson, el mayor, hijo de la posesa,
así llamado por el sobrenombre que por aquel tiempo pesaba sobre Margaret Richardson.
Pablo Rotemberg
Damien "Stinky" Richardson, el del medio, hijo de la idiota,
así llamado por el sobrenombre que por aquel tiempo pesaba sobre Margaret Richardson.
Javier Lorenzo
William "Muddy" Richardson, el menor, hijo de la muerta,
así llamado porque Margaret Richardson murió al darlo a luz.
Nahuel Pérez Biscayart

La casa Malheur
Odette Malheur,
hermana gemela de Odille (ya muerta), hermana de Lise y Alberto,
tía de los mellizos Tigrov y amante de Teodoro Tigrov al momento de su muerte.
Stella Galazzi
Lise Malheur,
hermana melliza de Alberto, hermana de las gemelas Odette y Odille (ya muerta)
y tía de los mellizos Tigrov.
Gaby Ferrero
Alberto Malheur,
hermano mellizo de Lise, hermano de las gemelas Odette y Odille (ya muerta)
y tía de los mellizos Tigrov.
Luciano Suardi


Fotografías
Ernesto Donegana
Comunicación integral / Gráfica
Go Up! Group
Prensa
Duche & Zárate
Asistencia de dirección
Mariano Stolkiner
Meritorio de escenografía y vestuario
Cecilia Stanovnik
Asistencia de coreografía
Silvina Duna
Entrenamiento vocal
Sebastián Holz
Asistencia general
Martín Tufró
Producción ejecutiva
Romina Chepe

Colaboración autoral
Nicolás Schuff & Martín Tufró
Musicalización
Pablo Rotemberg, Alejandro Tantanian & Diego Velázquez
Letras de las canciones
Alejandro Tantanian
Letra de la canción de Teodoro Tigrov
Martín Tufró
Música de las canciones
Diego Penelas
Coreografía
Pablo Rotemberg
Luces
Jorge Pastorino
Escenografía y vestuario
Oria Puppo
Dirección
Alejandro Tantanian