Alejandro Tantanian, yendo del teatro a la canción
La palabra, en todas direccionesUna vez que solidificó su prestigio como uno de los creadores fundamentales del panorama teatral argentino, comenzó con una extraordinaria carrera como cantante. Ahora combina ambas pasiones en su flamante puesta, Los sensuales.
Si la vocación surge a partir de las cosas que uno hace cuando es chico, el origen de la correspondencia entre Alejandro Tantanian y el teatro posiblemente se pueda remontar a su relación con las ventanas. A Tantanian le gustaba observar lo que pasaba más allá de la ventana y, confiesa ahora, podía quedarse allí por horas, absorto frente a alguna de las de su casa de Versalles. Entonces descubrió que su pasión era contar historias y comenzó a estudiar teatro con Laura Yusem, Juan Carlos Gené y Augusto Fernandes. “Grandes, enormes profesores”, los recuerda él. Así empezó todo.
Pero aun antes de decantarse por la actividad teatral, Tantanian ya tenía claro que le gustaba la música y, en los ratos libres que le dejaba el colegio, caminaba rumbo a lo del profesor de guitarra o al Colón, donde los domingos a la tarde daban El gallo de oro, de Korsakov, o Hänsel y Gretel, de Engelbert Humperdinck. Y aunque su apego a la música estuvo desde antes, tardó más tiempo en salir a la luz. Primero se hizo fama como dramaturgo y director de obras serias, reconocidas, indagando en la literatura alemana (Hölderlin, Brecht) o metiéndose con obras rusas (Dostoievski, Tsvietáieva). Pero un día las ganas fueron más fuertes y se animó con una trilogía musical (De protesta, De lágrimas y De noche, que va camino a convertirse en disco), tres espectáculos en los que cantó y bailó cual estrella de la canción. Mientras tanto, en su otra vida, disfrutaba del éxito de Los mansos, obra basada en El idiota, de Fédor Dostoievski, en la que actuaban Stella Galazzi, Nahuel Pérez Biscayart y Luciano Suardi, que logró lo que pocos espectáculos del off consiguen: tres temporadas en cartelera.
Hacía falta, entonces, que de la cabeza de Tantanian (qué musical suena, también, su apellido) surgiera un espectáculo que diera cuenta de sus dos mundos. Y entonces llegó Los sensuales, que se estrenó anoche en El Camarín de las Musas e incluye en su elenco, además de los tres actores que participaron de Los mansos, a Mirta Bogdasarian, Gaby Ferrero, Javier Lorenzo, Pablo Rotemberg, Diego Velásquez y Ciro Zorzoli. Los sensuales no solamente sumó integrantes sino también recursos: además de actuar, siete de ellos cantan. “Me importaba que las canciones fueran el sostén expresivo cuando las palabras ya no pudieran dar cuenta del estado emocional de los personajes. Esa suerte de zozobra, de no encontrar qué decir en las situaciones límites a las que están sometidos los personajes, opera a través de la música como una especie de vehículo de la desesperación”.
Zozobra y desesperación, sí, porque Los sensuales es sobre todo un melodrama. O así le gusta definirlo a Tantanian: “Se trata del amor, de los amores contrariados. Y de relaciones paternofiliales, que siempre son complejas. Y emociona porque ésa es la gran voluntad del espectáculo. Me parece que hay algo de lo que acontece ahí que tiene una densidad y una presencia que están buenísimas y que el espíritu del espectáculo va a ir al encuentro del espectador, a tomarlo, a interesarlo, a conmoverlo, a apresarlo”. Todo eso dice Tantanian, y sigue: “Es una obra que te hace preguntar algunas cosas, te responde otras, y que trabaja desde la narrativa, un poco en oposición a lo que fue Los mansos, que era un espectáculo más cercano a la poesía. Esta vez quise contar un cuento. Tampoco es que sea un relato convencional, porque mi dramaturgia no lo es, pero se parece bastante”.
En el principio fue el grupo de actores que leía una novela, Los hermanos Karamazov. Por esos días, Los sensuales todavía no se llamaba de esa forma, sino Karamazov. Más tarde apareció el nombre, aunque con subtitulado: “Melodrama decididamente inspirado en Los hermanos Karamazov”. Después, el “decididamente” se transformó en un “lejanamente”. Y, al final, la frase desapareció. “A lo largo del proceso, la novela empezó a quedar muy atrás desde el punto de vista de su literalidad. Por eso es que hoy ya no la mencionamos. Sí hay un parricidio y hay hijos; quizás el que haya leído la novela encuentre un montón de cosas en común, pero ésas ya serán apropiaciones subjetivas. Yo creo que nos alejamos de ahí.”
Y, si no, habrá que mirar el blog de Los sensuales (lossensuales.blogspot.com), que sigue la línea de las bitácoras que el director ya había creado para Los mansos, Y nada más, Romeo und Julia y Cuchillos en gallinas. Su primer post data de hace más de dos años e incluye –nada más, nada menos– la versión completa de la novela que les sirvió como inspiración, una manera de brindar a los espectadores la chance de recorrer el mismo camino que los actores. Siguen las fotos de los ensayos, apuntes del director, presentación de los actores y así. “El blog es una herramienta que me ordena y me hace pensar todo el tiempo en el espectáculo de una manera ordenada, porque me obliga a construir algo para que alguien lea, me obliga a comunicar. Y, como los ensayos en las salas independientes son espasmódicos, es bueno tener algo que obligue a estar pensando durante más tiempo en eso que uno está creando”, explica. Pero hay una razón más que lo lleva a compartir el recorrido creativo: “Creo que en la actividad artística lo importante es el trabajo procesual, más allá de los resultados. Obviamente prefiero y pretendo que la obra le guste a mucha gente, pero hay algo del proceso que me interesa contar: lo tortuoso que fue por momentos, lo feliz que fue en otros, lo difícil que fue casi siempre. Me interesa desestimar cierta creencia de que el teatro es una cosa sencilla, porque hay mucha gente en Buenos Aires que hace teatro como si estuviera poniéndose una media. Creo que por eso estamos como estamos: no creo que toda la producción de esta ciudad sea atendible ni creo en la democratización del arte, como no creo en la democratización de la cirugía cardiovascular. Es cierto que hay gente que tiene una vocación real, que estudia y trabaja a destajo para pagarse sus clases, pero también hay mucho boludo alegre que a veces hasta tiene la misma repercusión. Por eso, mis blogs son, también, una especie de cruzada personal”.
Próxima estación, Alemania
El mes de junio encontrará a Alejandro Tantanian disfrutando del solcito alemán (que sí, existe) en un viaje que tendrá varias escalas. La primera, el festival Theaterformen en la ciudad de Braunschweig, donde Los mansos compartirá cartel con obras de Chile, Francia, Irán, Nueva Zelanda, Países Bajos y Uzbekistán. Por fuera del programa oficial, el director también presentará su espectáculo musical De noche que después seguirá de gira por el Festival de verano de la Akademie Schloss Solitude de Stuttgart, la institución que lo becó en 1998. Y como para que la cosa no se corte por el fin del verano boreal, prepara una versión de El desaparecido (América), de Franz Kafka, para estrenarla en el Teatro Nacional de Mannheim en abril del año que viene.
Natalia Laube.
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