La pasión, el deseo y la locura
"Los sensuales" de Alejandro Tantanian. Dirección: Alejandro Tantanian. Escenografía y vestuario: Oria Puppo. Iluminación: Jorge Pastorino. Musicalización: Pablo Rotemberg, Alejandro Tantanian y Diego Velázquez. Música original: Diego Penelas. Letras de canciones: Alejandro Tantanian y Martín Tufró. Coreografía: Pablo Rotemberg. Actores: Mirta Bogdasarian, Gaby Ferrero, Stella Galazzi, Javier Lorenzo, Nahuel Pérez Biscayart, Pablo Rotemberg, Luciano Suardi, Diego Velázquez y Ciro Zorzoli. El camarín de las musas (Mario Bravo 960).
En Los Sensuales Alejandro Tantanian le otorga un mismo nivel de importancia a la música (a través de canciones, coreografía) y el teatro (el texto, la palabra). Esto es algo que el director, dramaturgo y actor lo venía haciendo hace tiempo en sus unipersonales, entre ellos, "De lágrimas" y "De protesta", pero aún no lo había experimentado en las obras por el dirigidas. Los Sensuales es un espectáculo coral cuyo núcleo de conflicto es una familia dividida en dos, con hijos de madres distintas y un mismo padre. Precisamente el sorpresivo asesinato del padre hace estallar en minimalistas conflictos, el drama que se esconde en cada una de las vidas de esos hermanos, de distintas edades.
EL DISPARADOR
Fiodor Dostoievski, el novelista ruso, es el disparador imaginativo que permitió a Tantanian elaborar este melodrama, con elementos de vodevil y también de tragedia irónica, en el que se habla, sin expresarlo abiertamente, de la moral, del deseo, de las creencias religiosas y de los vínculos destruídos por la mezquindad, la soberbia y el sinsentido. Si en la anterior Los Mansos, también inspirada en Dostoievski -en aquel caso en "El príncipe idiota"-, el entorno era netamente poético, acá el drama "lunar", taciturno, oscuro, es mechado con ciertas dosis de melodrama, para encaminarse después hacia una extraña sensación de desamparo que envuelve por igual a todos los personajes. Los personajes de Tantanian representan cada uno un signo distinto de la mezquindad humana, puesta al servicio, en su mayoría de la destrucción, a veces premeditada, a veces inconsciente, del otro, ya sea a través del amor asfixiante, del incesto, el adulterio o la muerte. Con estos elementos Tantanian pone en marcha un estilo de trabajo que refiere a una estado de locura latente, que se traduce en situaciones en el que cada personaje representa una idea distinta del individuo, de la existencia, pero en su totalidad, esa familia parece responder a un único protagonista: mostrar que la irracionalidad y el caos a veces es parte de una sociedad, sin que sus implicados tengan clara cuenta de este suceso.
DE LA PASION
En Los Sensuales Teodoro Tigrov, el padre, fue asesinado a golpes de martillo y su amante cree que fue uno de sus hijos. Por eso con la ayuda de sus hermanos Lise y Alberto Malheur, intenta poner en marcha una trama detectivesca que permite detectar al criminal. Claro que en ese trayecto no se tomó en cuenta los sugestivos planos de pasión que son capaces de despertar los Tigrov, almas solitarias, inmersas en una orfandad de moral, de emociones y sentimientos que intentan encontrar su cauce como pueden. A veces, algunos de ellos se tropiezan con lo imprevisto, lo prohibido. En otros es la propia autocensura la que no deja abiertos los canales de experimentar una sensación verdadera. De esta nueva performance teatral de Alejandro Tantanian se admira y gratifica su libertad creativa. En ese tránsito de un género a otro, jugado sin prejuicios, el director desnuda un artificio teatral, en el que el sentido de verdad y de lo fingido, se muestra como un objeto escénico capaz de traslucir una emocionalidad construida en base a una creativa sutileza de recursos magníficamente traducidos al escenario, por su muy bien elegido equipo actoral.
Juan Carlos Fontana
"Los sensuales" de Alejandro Tantanian. Dirección: Alejandro Tantanian. Escenografía y vestuario: Oria Puppo. Iluminación: Jorge Pastorino. Musicalización: Pablo Rotemberg, Alejandro Tantanian y Diego Velázquez. Música original: Diego Penelas. Letras de canciones: Alejandro Tantanian y Martín Tufró. Coreografía: Pablo Rotemberg. Actores: Mirta Bogdasarian, Gaby Ferrero, Stella Galazzi, Javier Lorenzo, Nahuel Pérez Biscayart, Pablo Rotemberg, Luciano Suardi, Diego Velázquez y Ciro Zorzoli. El camarín de las musas (Mario Bravo 960).
En Los Sensuales Alejandro Tantanian le otorga un mismo nivel de importancia a la música (a través de canciones, coreografía) y el teatro (el texto, la palabra). Esto es algo que el director, dramaturgo y actor lo venía haciendo hace tiempo en sus unipersonales, entre ellos, "De lágrimas" y "De protesta", pero aún no lo había experimentado en las obras por el dirigidas. Los Sensuales es un espectáculo coral cuyo núcleo de conflicto es una familia dividida en dos, con hijos de madres distintas y un mismo padre. Precisamente el sorpresivo asesinato del padre hace estallar en minimalistas conflictos, el drama que se esconde en cada una de las vidas de esos hermanos, de distintas edades.
EL DISPARADOR
Fiodor Dostoievski, el novelista ruso, es el disparador imaginativo que permitió a Tantanian elaborar este melodrama, con elementos de vodevil y también de tragedia irónica, en el que se habla, sin expresarlo abiertamente, de la moral, del deseo, de las creencias religiosas y de los vínculos destruídos por la mezquindad, la soberbia y el sinsentido. Si en la anterior Los Mansos, también inspirada en Dostoievski -en aquel caso en "El príncipe idiota"-, el entorno era netamente poético, acá el drama "lunar", taciturno, oscuro, es mechado con ciertas dosis de melodrama, para encaminarse después hacia una extraña sensación de desamparo que envuelve por igual a todos los personajes. Los personajes de Tantanian representan cada uno un signo distinto de la mezquindad humana, puesta al servicio, en su mayoría de la destrucción, a veces premeditada, a veces inconsciente, del otro, ya sea a través del amor asfixiante, del incesto, el adulterio o la muerte. Con estos elementos Tantanian pone en marcha un estilo de trabajo que refiere a una estado de locura latente, que se traduce en situaciones en el que cada personaje representa una idea distinta del individuo, de la existencia, pero en su totalidad, esa familia parece responder a un único protagonista: mostrar que la irracionalidad y el caos a veces es parte de una sociedad, sin que sus implicados tengan clara cuenta de este suceso.
DE LA PASION
En Los Sensuales Teodoro Tigrov, el padre, fue asesinado a golpes de martillo y su amante cree que fue uno de sus hijos. Por eso con la ayuda de sus hermanos Lise y Alberto Malheur, intenta poner en marcha una trama detectivesca que permite detectar al criminal. Claro que en ese trayecto no se tomó en cuenta los sugestivos planos de pasión que son capaces de despertar los Tigrov, almas solitarias, inmersas en una orfandad de moral, de emociones y sentimientos que intentan encontrar su cauce como pueden. A veces, algunos de ellos se tropiezan con lo imprevisto, lo prohibido. En otros es la propia autocensura la que no deja abiertos los canales de experimentar una sensación verdadera. De esta nueva performance teatral de Alejandro Tantanian se admira y gratifica su libertad creativa. En ese tránsito de un género a otro, jugado sin prejuicios, el director desnuda un artificio teatral, en el que el sentido de verdad y de lo fingido, se muestra como un objeto escénico capaz de traslucir una emocionalidad construida en base a una creativa sutileza de recursos magníficamente traducidos al escenario, por su muy bien elegido equipo actoral.
Juan Carlos Fontana
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